Reportaje Diario El Comercio Martes 17 de junio
Junio 17, 2008 Por: María Cristina Kronfle
Redacción Quito
Un sendero amarillo, con nombre de ave, es el nuevo proyecto del Parque Metropolitano. Pájaro Carpintero, así se llama el camino que se inauguró ayer para las personas con discapacidad.
La ruta tiene una extensión de 1,3 kilómetros y se encuentra en el lado norte del parque. En el tramo se construyeron rampas de acceso para sillas de ruedas y se colocaron letreros en lenguaje braile.
Mario Vásconez, presidente del Consorcio Ciudad-Ecogestión, al frente del área verde, explica que la iniciativa pretende convertir al parque en un sitio incluyente. “Tuvimos que ampliar la infraestructura y hacer mejoras”. Por ello, también se rediseñaron los baños para los visitantes de capacidades distintas.
Asimismo, se construyó un mirador nuevo, con accesos amplios para los vehículos. Así, las personas con discapacidad podrán llegar fácilmente a las áreas recreativas.
Eso complació a Javier Torres, coordinador de las Federaciones de y para la Discapacidad. Él asistió a la inauguración y recorrió el sendero del Pájaro Carpintero. “Lo importante es que la gente empiece a comprometerse con nuestras necesidades. Esto debe ser un ejemplo para otras provincias”
El proyecto se financió con el presupuesto que la Corporacion Vida para Quito entrega para el mantenimiento del Metropolitano.
Además de Torres, un grupo de franceses con discapacidad también probó la ruta. Aunque al inicio el tramo se les complicó, sus sillas de ruedas encontraron la forma de adaptarse al terreno irregular.
Mientras esto ocurría, Rafael Martínez afinaba los últimos detalles previos a la inauguración. El guía de montaña desarrolló el proyecto del Pájaro Carpintero y cuenta que encontró su motivación en el parque. “Un día bajaba en bicicleta por un sendero y me encontré con una persona en silla de ruedas que no podía acceder. Eso me motivó”.
Martínez diseñó el camino no solo pensando en la accesibilidad y en los materiales, sino en el contenido de la ruta. Dice que no se trata de construir rampas de cemento porque sí. “Lo importante es dar espacios de recreación a quienes tienen habilidades distintas”.
En eso concuerda Vásconez. “Queremos que las personas que utilicen esta ruta tengan contacto con el olor del campo, con la tierra”.
Sin embargo, reconoce que aún faltan detalles por concluir. Entre ellos, igualar el nivel de las pendientes y del terreno.
Liliana Zanafria cree lo mismo. La secretaria del Consejo Metropolitano de Discapacidades también recorrió el sendero y espera que las inseguridades en la ruta disminuyan poco a poco. “Este es un primer paso; con el tiempo mejorarán las condiciones. Ahora el parque será accesible para todos”.
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